Hace unos pocos días hablando con una amiga sobre los juegos de mesa, salió como tema de conversación las edades y se me vino a la cabeza, una partida del King of Tokyo, en el que jugábamos 2 personas de 25+, y dos menores de 8 y 10 años. Y el cuestionamiento que tuve fue como será la mirada al juego y del juego según nuestra edad.
Desde un análisis lógico, diría que mientras más grandes somos nuestro pensamiento tiene un componente más estratégico y racional entonces el análisis a la hora de elegir un personaje, o realizar una acción ya no depende tanto de los gustos sino mas bien del objetivo, que vamos a suponer siempre es ganar. Ejemplo, mi sobrino (6 años) tiene un juego de un cocinero que se va comiendo hamburguesas, cada hamburguesa tiene un número, y cada vez que el cocinero se come una, hay que apretarle la cabeza, eso hace que se infle la panza, y cada cierto numero de hamburguesas la panza explota, y el componente azaroso, es que las hamburguesas están divididas en 4 colores, y se tira el dado para ver que color tiene que elegir cada jugador (4 caras una de cada color, 1 cara saltea turno y la otra uno elige el color). Después de unas 3 partidas, me di cuenta que el número al que había (o no había que llegar depende el lado que lo veas) es 30, ósea cuando la suma de números por hamburguesas comidas es 30, puuum la panza explota. Y ahí viene este, planteamiento… Yo sabiendo que era 30, iba sumando lo que iba saliendo, tratando de acordarme que colores habían salido altos, cosa de si tenia que elegir agarrar uno de esos, en cambio el enano, desde su pensamiento de niño se ponía contento porque en el dado le tocaba el color rojo que es su favorito, o bien más contento cuando daba vuelta una hamburguesa y le salía 1. ¿Ven la diferencia no?
Si hablamos del King of Tokyo (usando la expansión evoluciones), los grandes elegían el monstruo según que evolución iba mas con la forma de juego de cada uno, en cambio los peques, se basaban en el monstruo por su parecido con bestias de algunas películas, o bien porque le parecía chistoso que tenga patines.
Al crecer ganamos esa racionalidad que nos lleva a ganar, a pensar dos o tres turnos por adelantado, a elegir más ataque o más defensa, pero… ¿será que nos desviamos de una parte importante del juego? Siento, que nos olvidamos de adentrarnos del todo en ese mundo, de jugar a ser soldados, a ser exploradores de marte, o maquinistas de un tren, o ser unos artistas que tienen que armar una vidriera.
Me pongo a pensar, y siento que a veces por ganar, ¡me olvido de jugar! (Y se contradice un poco con el primer post que hice). Mil preguntas surgen de esto, cuantas veces terminaron un juego, y le hicieron un análisis a la partida, o solo fue suficiente con decir “bueno gané/perdí, listo próximo juego”. ¿Googlearon a los encargados del diseño de los juegos que más le gustaron, para ver que arte de otro título hicieron? ¿Investigaron la relación del título del juego con algo de la vida real?
Siguiendo mi lema de “Jugar a que los demás jueguen”, los invito a que la próxima vez que destapen un juego, ¡jueguen! Métanse en el mundo, vean el arte, disfruten elegir algo por que les gusta, o porque les llamó la atención y olvídense por un ratito de si es mejor o tiene más ventaja.
Seamos niños, seamos maquinistas, exploradores de tierras, seamos criaturas que invaden Tokyo, o héroes que salvan una ciudad, seamos artistas, vaqueros del lejano oeste…
Juguemos!
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